La noche siempre profeta, siempre observadora.
Siempre aguardando, siempre analizando e indigestando.
Hoy mandó a la luna a la ventana otra vez, le dijo lo que quería más no lo que necesitaba y al darle sólo lo que quería olvido completar su alma, olvidó amar el cielo escarlata.
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