domingo, 31 de octubre de 2010

Es inevitable expresar lo que ha transcurrido en estos meses, me siento bien, puedo analizar, puedo decirlo, me siento bien, me siento feliz, y esos ojos, esa voz, esa cara de niño y esas palabras hacen mis días, me hacen correr por los pasillos del subterráneo, me hacen gritar, me hacen bajar el pulso cardíaco para dar lugar a sus manos jugando con mis caderas.

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