domingo, 23 de mayo de 2010

Herencias.

Hoy hubo desayuno familiar, hablaron de tantas cosas mi grand-meré y mi papá, de herencias, nacionalidades (Abriendo el paréntesis, dejénme decirles que como tengo dos bisabuelos españoles, tendré la nacionalidad española y podré gozar de los derechos de la Unión Europea. Ja, superen eso. Se cierra paréntesis), de la familia que se encuentra esparcida por toda la República y demás, cuando finalizó la plática, mi grand-meré fue a verme mientras leí una revista cualquiera sobre moda (que no se nota que hoy peco de falta de modestia al afirmar que tengo un guardaropa muy basto para una adolescente promedio? porque en palabras de mis padres: "tengo mucha ropa"), entonces se me quedó viendo y me dijo que quería hablar conmigo.

Me miró como pocas veces lo hace y he de admitir que me inundó un sentimiento extrañisimo que sólo he sentido una vez en mi vida, me habló sobre el futuro, sobre mi y sus otros dos nietos, sobre mi padre y me hizo prometerle que no permitiría que sacarán provecho de lamentables situaciones algún miembro de la familia. Dijo que yo era la mayor y con su mirada sé que quiso decir que tenía toda su confianza en mi, me habló sobre donde buscar "cosas" en caso de que algo pasará, que yo era la única.
Me dieron unas ganas
incontrolables de llorar, porque después de mi mamá, si hay alguien a quien quiero en esta vida es a grand-meré, y sé que esas "situaciones lamentables" se refiere a su muerte, y entonces es cuando por primera vez me da miedo la muerte, no la mía, sino la de ella. Continuando con la religiosidad que profesa, Dios le de licencia de vivir muchos años aún.
Aun no quiero ser yo la que mantenga a raya a la familia. *Sigh*

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