domingo, 28 de marzo de 2010

"Yo quisiera ser tu llanto y tu vida, no me importa que sueñes o que rias, tu puedes olvidarme"

Después de depurar mil y un archivos he estado encontrando recuerdos.

Un fólder de Alan, él, con sus miles de pecas sobre la cara, con su cabello negro azabache y rizado.
Encontré su fólder, el fólder que era para mi donde había escrito cartas y había dibujado.
Contar la historia de Alan sería algo confuso, es de esas personas que no sabes si realmente existieron y si pasó lo que recuerdas que pasó, ó si sólo sería lo que te hubiera gustado que pasara.
Alan llegó como el típico niño que entra tarde a la escuela, que por alguna razón sus padres lo inscribieron tarde. Venía de Puebla, y esperaban que lo tratáramos bien. Si, si, no sé como fue que le comencé a hablar y un día coincidimos en que se sentía extraño estar tan cerca.
Se podría decir fue mi primer vida, mi primer historia. Un dije fue lo único que se quedó de mi, yo de él su fólder.


Aún lo recuerdo tanto, aún tengo su número y aún lo sigo buscando.

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