sábado, 30 de enero de 2010

Muerte. Muertos. Mi muerte. Mis muertos.

Hoy una amiga me lo contó.
Me dijo que soñaba que yo me moría, que primero tenía una enfermedad extraña y después me moría.
Ella pensaba que me sentiría mal sí me lo decía. Pero no. Supongo que porque he estado tan acostumbrada a soñar con muertes que ya ni sorprendente es.
Sólo lo fue el hecho de que su sueño coincidía con una temporada muy deprimente para mi que a su vez coincide en cuando yo escribía versos tristes.
Porque sí, calculando fechas recuerdo que por aquellos días, me mandó un mensaje al celular preguntándome como estaba y que que era de mi vida. Y fingí, respondí que estaba bien y blablabla.
Ella no quería decirme, pero siempre llega el momento gay de la tarde y comenzamos a hablar de cosas.
Queríamos ir a leernos la mano. Realmente yo quería. No es que sea supersticiosa pero ultimamente me han "llegado" anuncios que realmente me perturban. Por ahí la misma amiga me comentó que ella sabía que todo éso no funciona a menos que te llegué de "casualidad" y hay una canción que me llegó de casualidad y me hace pasar por toda la gama de emociones.
Creo sinceramente que hay algo que me acompaña. Algo externo a mi.

Es como el trueque.
Hize el trueque y ahora debo pagar.
¿con mi propia vida?


Nada es casualidad. Ahora tengo un miedo distinto y el sueño de mi muerte aunado a lo que me sucedió hoy me hace pensar. Hay algo que no me quiere aquí. ¿Por qué ultimamente cuando escribo sobre alguien acaba regresando a mi? . Recobra sentido lo que un amigo me dijo.



Muchas veces más que sacar y tirar vamos a levantar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario